Comienza el invierno en el Delta, muy temprano se toma la lancha colectiva rumbo al lugar elegido para pasar el día. Las aguas del río están altas y la niebla lentamente se va disipando. Asombrosos y fantasmales paisajes aparecen delante de nuestros aún somnolientas miradas. Un placer ir descubriendo el encanto de cada rincón, de cada árbol, de cada embarcación que pasa.
Cosas simples, de todos los días, algunas tan ínfimas, pero tan maravillosas y necesarias para la vida. Un día de paz, de plenitud viviendo la naturaleza siempre cambiante.