Una tarde de invierno, un teatro simple y prolijo, varias obras cortas, la mirada de los chicos brillando en la oscuridad de la sala, personajes representados con la humildad de los que aman el teatro.
La magia de los actores que sobre el escenario nos hipnotizan con sus representaciones, nos transportan a lugares tan lejanos a nuestra diaria realidad. Nos embelezan con su creatividad, nos hacen reir de nuestros miedos y les ponen alas a nuestros sueños.
Dejarse llevar por el asombro. Disfrutar y llenarse de ilusiones. Así fue esa tarde...feliz.